Jardines
En el jardín el arquitecto invita a colaborar con el reino vegetal. Un jardín bello es presencia permanente de la naturaleza pero la naturaleza reducida a proporción humana y puesta la servicio del hombre, y es el más eficaz refugio contra la agresividad del mundo contemporáneo.
“El alma de los jardines” decía Ferdinand Bac, “alberga la mayor suma de serenidad de que puede disponer el hombre”. Y fue Bac quien despertó en mi el anhelo de la arquitectura de jardín. El decía: “en este pequeño dominio (sus jardines de Les Colombiers) no he hecho otra cosa que unirme a la solidadridad milenaria a la que todos estamos sujetos, que no es sino la ambición de expresar con la materia un sentimiento común a muchos hombres en búsqueda de un vinculo con la naturaleza al crear un lugar de reposo, de placer apacible. “Ya se ve que es condición de un jardín aunar lo poético y lo misterioso con la serenidad y la alegría. No hay mejor expresión de la vulgaridad que un jardín vulgar.
“El alma de los jardines” decía Ferdinand Bac, “alberga la mayor suma de serenidad de que puede disponer el hombre”. Y fue Bac quien despertó en mi el anhelo de la arquitectura de jardín. El decía: “en este pequeño dominio (sus jardines de Les Colombiers) no he hecho otra cosa que unirme a la solidadridad milenaria a la que todos estamos sujetos, que no es sino la ambición de expresar con la materia un sentimiento común a muchos hombres en búsqueda de un vinculo con la naturaleza al crear un lugar de reposo, de placer apacible. “Ya se ve que es condición de un jardín aunar lo poético y lo misterioso con la serenidad y la alegría. No hay mejor expresión de la vulgaridad que un jardín vulgar.
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